LA MUTILACIÓN GENITAL FEMENINA

Según la Organización Mundial de la Salud. Se calcula que 140 millones de mujeres sufren sus consecuencias actualmente. Esta práctica que discrimina a las mujeres, proviene de costumbres muy arraigadas.

No sólo se vulneran los derechos de igualdad, de la mujer, sino que también se violan los derechos de la salud y la integridad física o el derecho a la vida cuando la práctica acaba produciendo la muerte.

Texto y fotografía: Suzanne

La mutilación genital femenina (MGF) comprende todos los procedimientos consistentes en la resección parcial o total de los genitales externos femeninos, así como otras lesiones de los órganos genitales femeninos por motivos no médicos. Puede ser practicada de manera tradicional, pero también en los centros de salud, aunque este dato nos parezca sorprendente, porque no se hace clandestinamente, aunque a veces se produzca al margen de la legalidad del país. La tradición y la cultura, la costumbre, pesa más que la ley, aunque esta sea necesaria para conseguir un respaldo.

Especialmente las niñas, incluso lactantes, están totalmente desprotegidas, porque en su condición de menores y además de mujeres, no pueden elegir ni escapar. Las causas múltiples: religiosas, culturales, sociales, una mezcla de factores familiares y comunitarios. 

En los adultos la práctica tiende a perpetuarse por la presión social, para seguir el mismo comportamiento de los demás. También a modo de adaptación, como buena crianza o preparación la vida adulta y el matrimonio. En otros casos puede asociarse a comportamientos asociados a la reducción de la libido femenina como forma de que tenga un comportamiento sexual adecuado. Incluso en ocasiones ha resurgido como imitación de tradiciones de grupos vecinos o como mantenimiento de la cultura. También puede vincularse a prácticas religiosas, aunque algunos lideres religiosos están tomando partido por opinar respecto al MGF e incluso en algunos casos contribuyen a su eliminación. 

Aunque nos parezca que la legislación es suficiente, ésta no basta, pues a veces, es la estructura local y política de algunas comunidades, la que la perpetúa. Pues esta estructura incluye a los cincuncidadores o comadronas y algún personal médico, que contribuye. Desde este punto de vista debemos comprender que algunos oficios se aprenden por enculturación también.

Por ello algunas organizaciones no gubernamentales trabajan en programas y planes para la protección de las niñas, mediante el trabajo con grupos de sensibilización. Esto incluye también tareas educativas con las comunidades y sus líderes. Estos programas sirven tanto para reducir los casos como para dar un espacio a las mujeres que ya han sufrido estas prácticas, de cara a que mejoren sus habilidades y afronten los traumas y daños psicológicos sufridos por la MGF.

"Para eliminar esta costumbre cultural, perpetuada por hombres y mujeres y fundamentada en la creencia de que la no mutilación es sinónimo de impureza, PLAN ha puesto en marcha diversos programas que ofrecen formación a las comunidades de Mali, Guinea Bissau, Egipto o Sudán en los que como explica Concha López, directora general de PLAN en España, el esfuerzo se centra en que las mujeres estén bien informadas. Por un lado, han de saber que no existe obligación civil o religiosa de someterse a la MGF y por otro, deben conocer las consecuencias físicas y psicológicas que supone. Cuando una mujer está bien formada es ella misma quien evita que sus hijas o las niñas de su comunidad pasen por este trauma". (Boletín On-line PLAN)

Fuentes: 

Organización Mundial de la Salud

Fundación Wassu UAB

Boletín Plan: "Por ser niña" febrero 2013

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